martes, 2 de agosto de 2011

Apuntes sobre la noviolencia del 15-M

“la necesidad irreversible de destrozarlo todo
de destrozarlo todo
de destrozarlo todo y a todos
destrozar a los hombres
destrozar a las mujeres
destrozar hasta el destrozo total
pero eso sí
destrozar sin apariencia de destrozo
destrozar sin apariencia de destrozo alguno
destrozar a alguien y que este alguien siga intacto / aparentemente
destrozar sin destrozar es la mejor destrucción” 

(Esteve Graset) 


El 15-M es un movimiento noviolento. Es algo que está tan en su esencia que ni siquiera ha sido una decisión tomada en asamblea: va de suyo, se ha impuesto como una pura evidencia. No decidimos nuestro ADN, partimos de él. 

Tan fuerte es esta “decisión no decidida” que nadie por ahora la ha contravenido, a pesar de las provocaciones, los desalojos, las palizas. (Hay otras “decisiones no decididas” que son de todxs conocidas: ser un movimiento horizontal, inclusivo, respetuoso, sin representación, no querer nada con siglas y con partidos políticos, etc.). 

La noviolencia no significa noconflicto. Hemos ocupado plazas, nos hemos manifestado sin permiso, hemos bloqueado desahucios, hemos echado a la policía de los barrios... Es decir, la noviolencia del 15-M no es pasiva, no es acatamiento de la legalidad ni asunción de los términos convencionales de la política, sino que es activa, rebelde, desobediente y creativa. 

La opción por la noviolencia no es una opción por rehuir el conflicto, sino por plantearlo en los propios términos, escogiendo los escenarios y marcando los ritmos. 

De hecho, el 15-M ha podido hacer lo que otros movimientos más “radicales” llevan años intentando sin ningún éxito. Es cuestión de fuerza. El movimiento 15-M tiene la fuerza que otros movimientos no tuvieron. 

¿Qué significa tener fuerza? Tiene fuerza quien puede alterar y modificar la realidad, cuestionar las agendas dominantes e im-poner los propios problemas, hacer ver lo que se quería ocultar y decir lo que está prohibido decir, transformar las vidas, los lazos y las vibraciones entre los seres humanos. 

Violencia y fuerza no son sinónimos. La fuerza que unx tiene no se mide por el nivel de violencia que puede ejercer. La fuerza del 15-M pasa (entre otras muchas cosas) por su capacidad para acoger la pluralidad, llevar la iniciativa y ser imprevisible. Si el movimiento 15-M ha “decidido” ser noviolento es porque intuye muy claramente que las acciones violentas -agresión, intimidación o amenaza, disturbios y enfrentamiento con la policía- debilitarían esas tres claves de su fuerza. 

El poder lleva buscando clarísimamente imágenes de disturbios desde el primer desalojo de Plaza Cataluña: son imágenes mil veces vistas que confirman todos los clichés que dividen y aislan a los que protestan del resto de la población. El movimiento ha sido súper-inteligente al desertar continuamente de los escenarios que nos preparan y en los que nos esperan. Nos salimos por la tangente. Resulta llamativo que desde el interior del movimiento todavía haya quien esté dispuesto por proporcionar al poder político y mediático las imágenes que está pidiendo para erosionar el apoyo social y la legitimidad ancha del 15-M. 

Nos salimos por la tangente porque no queremos que nos empujen a la ya muy conocida espiral de represión-detenidos-heridos-miedo-rencor-reacción-campañas antirrepresivas, donde perdemos toda la iniciativa para seguir haciendo preguntas a la sociedad sobre cómo queremos vivir juntos, cómo queremos gobernamos, qué se hace con la riqueza que producimos entre todos, etc. 

La violencia nos hace previsibles: refuerza las posiciones y los roles (policía represor/manifestante víctima). Llamar “hijo de puta” a un policía confirma la situación y el reparto de los papeles. Cada cual ya sabe quién es, qué identidad tiene y qué debe sentir hacia el otro. Seguramente no es algo muy grave, pero tampoco tiene nada de subversivo. Por el contrario, los gestos que hemos visto a menudo en las manifestaciones del 15-M de interpelar positivamente a la policía, con formas de comunicación irónica o empática, descolocan la situación: desconciertan, incomodan e inquietan, interrumpen los automatismos, cuestionan los clichés, hacen preguntas, cortocircuitan lo previsible, lo que cada cual sabe que tiene qué pensar, hacer y sentir. 

Nosotrxs frente a la policía. La policía frente a nosotrxs. Es una imagen demasiado cómoda, es una línea de separación demasiado simple. Nuestra lucha no es así. El enemigo con el que nos batimos es una “lógica” que, en primer lugar, nos atraviesa a nosotros mismos (por ejemplo, en las mil decisiones cotidianas por las cuales sostenemos este sistema del que formamos todxs parte porque no hay ningún afuera). Hay una gran “potencia de humanización” en el movimiento 15-M. Decimos que somos seres humanos y no mercancías en manos de políticos o banqueros. Por la misma razón, podemos pensar que un policía es mucho más que su “función” y dirigimos así a su humanidad (cuando tratamos de hablar con ellos o les recordamos que ellos también están hipotecados, pero también cuando les gritamos “vergüenza” ante un desahucio o una redada). 

¿Violencia y no violencia son compatibles? La experiencia dice que la violencia se coloca siempre en el centro de lo que ocurre, como si fuera un torbellino que succiona y arrastra todo lo demás. La noviolencia puede expresarse de muchos modos, la violencia sólo de uno. En las acciones noviolentas cabe mucha gente distinta, en las acciones violenta siempre participa un tipo de gente muy determinada (hombre, joven, con papeles, etc.). Queremos afirmar, tanto en las formas de organización como en los modos de estar en la calle, los rasgos de nuestro ADN: horizontalidad, apertura, multiplicidad. 

Perder la iniciativa, perder la pluralidad, perder la imprevisibilidad implica perder la fuerza. Fuerza es radicalidad. La noviolencia es lo que nos ha hecho y nos hace más fuertes y más radicales. Destrozar sin destrozar es la mejor destrucción.

2 comentarios:

  1. una anónima llamada pepa3 de agosto de 2011, 12:44

    Me han gustado mucho estos apuntes, pues yo también pienso que el hecho de que la noviolencia del 15m no sea pasiva,es lo que les desconcierta y les dá miedo,pues ya no tienen como justificar sus acciones.
    No sé quien ha escrito estas rflexiones, pero te felicito.

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  2. La apuesta por la no violencia debe ser siempre, debe ser en cualquier caso, debe ser en cualquier situación, debe ser honesta y sobre todo y por encima de todo lo demas, debe ser interior. Es tu indignación y tu rabia la que salen al exterior en forma de “NO VIOLENCIA” con mayusculas, porque lo sencillo es lo otro, lo sencillo es responder a la provocación con violencia, lo sencillo es querer infringir a tu oponente el mismo daño que el intenta causar en ti y donde esta el final ?; es un bucle sin fin, que no tiene ninguna salida y asi llevamos cientos de años. Que se lo digan al pueblo Palestino. Cuanta violencia por ambas partes (evidentemente quien más recursos tiene la ejercerá de una manera más brutal) se ha desplegado durante tanto tiempo y a servido para tan poco ??? Que ocurrió en la revolución cubana, con todos mis respetos para el Ché. Sus ideales eran autenticos, pero su forma de aspirar a conquistarlos no fue la adecuada. Su revolución ha traido a Cuba violencia por parte del estado desde entonces, en sentido inverso a la que se ejercía antes de la revolución, y con todas sus salvedades, si las tiene, pero al fin y al cabo, violencia.

    Apostemos por el cambio de mentalidad, apostemos por un cambio radical, apostemos por la unión de los pueblos, apostemos por una R – Evolución real y objetiva y no por una revolución violenta y utópica, cuyo final todos conocemos ya. Apostemos por la R-EVOLUCION GLOBAL de los pueblos.

    Apostemos por el arma más poderosa y más difícil de utilizar que tenemos y que se llama “NO VIOLENCIA”. Si vuestra indignación es real, vuestra “no violencia” sera real.

    Vuestra energia estará siempre donde este vuestro pensamiento y a veces el pensamiento debe estar en vuestro interior.
    Un gran abrazo de energia.

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